Yvonne López Arenal y Alberto Sarraín durante un ensayo de "Contigo, pan y cebolla"
Carlos Alberto Pérez, Yvonne López Arenal y Alberto Sarraín durante un ensayo de «Contigo, pan y cebolla»

Eddy Díaz Souza
Artefactus Magazine l 02.22.2013

En estos últimos años, he seguido con interés el trabajo creativo de Alberto Sarraín sobre la escena miamense. Vale recordar la trilogía Chamaco, Talco y Nevada, piezas de Abel González Melo, que en este orden, y en diferentes años, fueron estrenadas en la ciudad. El dramaturgo cubano explora en sus textos el filón de la marginalidad habanera y los conflictos de individuos atrapados en el laberinto de una geografía sin salida. Otra de sus propuestas escénicas, Cartas de amor a Stalin, de Juan Mayorga, giró la atención hacia el tema del arte y su relación con el poder, y del poder y su relación con el artista. A escasos días de su próximo estreno, me animo a preguntarle:

¿Por qué has escogido Contigo, pan y cebolla de Héctor Quintero?

Contigo, pan y cebolla es una obra que guardo en mi memoria de espectador, mucho antes de leerla y de pensar en dirigir. Es para mí una obra entrañable que atesora el recuerdo de actuaciones maravillosas. Es desde luego un lujo dirigirla y sin duda una gran oportunidad de atraer público a una sala.

¿Cuáles son los puntos de contacto de esta puesta con tus anteriores montajes?

Desde el punto de vista formal, esta obra se encuentra en el otro extremo del espectro estético en que he trabajado últimamente. Es un género que no he trabajado mucho. Desde el punto de vista de contenidos, sin embargo, hay elementos que siempre están presentes en mis puestas, lo cubano como paradigma, la familia en el centro de lo social, la paradójica figura de la madre en la machista sociedad cubana.

¿Qué podrá encontrar la audiencia de Miami en este clásico del teatro cubano?

De manera general, te podría decir que el público de Miami podrá encontrar una comedia muy divertida. Reirá y llorará con el esfuerzo de una madre cubana tratando de arrastrar hacia una vida mejor a sus hijos, a su familia, por un camino lleno de escollos, pero que el afán de superación lo llena de esperanzas. La obra recrea un lenguaje cubano que les hará recordar la familia, la familia propia. Yo, por ejemplo, he recuperado dos frases que oí mucho en mi infancia: ¡Niño, no des la nota! O ¡qué sangrón es este muchacho!

¿Qué obras te interesaría llevar a escena este o el próximo año?

Siempre tengo varias obras en lista de espera. La posibilidad real de hacerlas tiene poco que ver con una decisión artística, sino económica, actoral (qué actores están disponibles), en qué espacio voy a trabajar, etc. Te podría decir títulos como Por gusto y Adentro de Abel González Melo, Fango de María Irene Fornés o Mi tío el exiliado de Yerandy Fleites. Pero todo esto es muy dinámico, de repente aparece un texto que te revoluciona la vida y no puedes dejar de hacerlo.