
Por Antonio Orlando Rodríguez
Fuente: El Nuevo Herald
Cuarenta y cuatro años después de la creación del primer grupo de teatro hispano profesional que existió en Miami, el actor, director y profesor Miguel Ponce ha decidido «refundar» aquel proyecto con el nombre de Nuevoteatro66. Para presentar la compañía, el reconocido teatrista eligió uno de los clásicos de la dramaturgia universal: Romeo y Julieta, de William Shakespeare, en una versión de Gustavo Ott. El estreno se produjo en un espacio escénico no convencional, pero con atractivas posibilidades para un montaje por su amplitud y particular acústica: el área del altar de la iglesia católica Corpus Christi, de Liberty City.
Sin embargo, la tarjeta de presentación del grupo mostró más entusiasmo y aspiraciones que logros. Tanto por el pobre nivel de interpretación como por la errática puesta en escena, el acercamiento al universo de los amantes de Verona resultó decepcionante. Si estuviéramos valorando el quehacer de un colectivo de estudiantes o de aficionados, se podrían comprender –no justificar– las carencias y los desaciertos de la propuesta; pero esta reseña no se hace desde esa perspectiva, ya que Nuevoteatro66 se presenta como una compañía profesional y en el programa de mano los actores hacen referencia a trabajos previos en teatro, televisión y cine.
Lo primero que salta a la vista es la inexperiencia y la falta de preparación técnica del grupo. En algunos casos, los problemas de voz y de expresión corporal son muy notorios; en otros, el concepto de interpretación sencillamente no existe y se reduce a la repetición en voz alta de los parlamentos. Dentro del desigual conjunto, George Riverón sorprendió con un desinhibido Mercucio capaz de decir sus parlamentos, ¡oh, milagro!, con fluidez e intencionalidad. Algunos aciertos parciales en el desempeño de Yesler de la Cruz, como Romeo, y Adela Romero, como el Ama, pusieron de manifiesto una mayor experiencia escénica, pero ambos deben profundizar en la autenticidad y la convicción en sus personajes. No entraré en detalles sobre los trabajos más deficientes, pero algunos de ellos (como el de Nena Abdelnour, quien asumió el reto de interpretar a Julieta) desafiaron la ecuanimidad del más benévolo de los espectadores. Que a lo largo de la representación se escuchen acentos diferentes no sería un inconveniente tan serio si algunos de ellos no fueran tan excesivamente marcados que generan, primero, asombro, y a continuación, risa.
Mucho más grave que las deficiencias (o la ineptitud) de algunos intérpretes es la ausencia de un trabajo de dirección cohesionador, pues se tiene la impresión de que cada actor está participando en un montaje de Romeo y Julieta diferente. El resultado es un pastiche donde priman el mecanicismo y la forma entrecortada de decir los textos y los acartonados movimientos demostrativos.
Para empeorar las cosas, las posibilidades del espacio no se explotaron de forma creativa, la iluminación (salvo en las escenas finales) fue rudimentaria y el uso de la música (el archiconocido tema de Nino Rota para el Romeo y Julieta de Zeffirelli) fue tan estereotipado y obvio que bien podría haberse prescindido de ese elemento.
El primer estreno de Nuevoteatro66 reveló premura, superficialidad, escaso vuelo artístico y una incomprensible sobredimensión de las posibilidades del colectivo de actores. Si Ponce hubiera escogido una obra más adecuada para el nivel de preparación y experiencia de su elenco, tal vez habría obtenido resultados más convincentes y productivos.
02/16/2010 at 6:21 pm
Siempre las obras de Shakespeare han sido un gran iman para directores y actores, aun mas sin estos son jovenes y si por demas se trata de la presentacion de una nueva agrupacion teatral. El bardo ingles es el autor perfecto para aquellos que desean tratar de hacerse de un nombre y un lugar en el dificil y resbaladiso mundo de las tablas.
Esta semana hemos sido testigos de la presentacion al cada vez mas numeroso mundo teatral de Miami de la agrupacion teatral Nuevoteatro66, bajo la batuta del experimentado actor, director y profesor Miguel Ponce, al cual le debe esta ciudad la creacion del primer grupo de teatro hispano hace ya algo mas de cuatro decadas.
La obra fue presentada en un escenario no tradicional: la iglesia catolica Corpus Christi, en Liberty City, escenario el cual nos anunciaba la posibilidad de enfrentar una puesta en escena nada convencional, moderna y porque no, hasta atrevida. Otro aspecto que nos llamo la atencion fue que el elenco en su totalidad estaba formado por jovenes actores con alguna experiencia en los distintos medios y lo que nos anunciaba la oportunidad de disfrutar de una condicion de frescura actoral y reto en sus trabajos de interpretacion.
Por desgracia nada de lo que pensabamos podriamos encontrar fue lo que vimos en tan infausta representacion.
Lo primero que nos golpeo fue la falta de trabajo actoral, la terrible diccion de casi la totalidad del elenco, lo que sumado a la dificil acustica del lugar hacia por momentos casi imposible seguirle el texto a los actores. En escena el resultado del trabajo de los jovenes actores desdijo la posible experiencia que segun el programa de mano debian poseer.
En cuanto a la puesta en escena nos asombro la falta de ella. No encontramos rastros de que se hubiera trabajado este aspecto por lado alguno. Lo que vimos era un entra y sale de actores, sin asomo de trabajo escenico. Los movimientos eran atropellados, desordenados, sin la mas minima posibilidad a la creacion de algo que nos trasmitiera plasticidad y belleza. Una pieza como esta ofrece la posibilidad de un desrroche de posibilidades por su trama y universal mensaje.
Dentro de todo este caos, otra cosa que molesto sobremanera, en mi caso personal, fue la concepcion del vestuario, si es que habia alguna. Daba la impresion de que cada quien se vistio con la ropa que quizo sin tener en cuenta la del otro. No acepto que era una puesta tratando de ser contemporanea y por ende de acercarse lo mas posible al publico joven de hoy. El teatro tiene sus reglas. Violentarlas tiene su precio y en este caso es muy caro.
Es una pena que este sea el resultado de un trabajo que estoy seguro fue realizado con todo el corazon y el amor por lo que se estaba haciendo. Es imprescindible que una persona como Miguel Ponce, con su experiencia, tome algo mas de tiempo para llevar a la escena su proximo trabajo, que trabaje mas con los actores ( diccion, movimientos, acentos de lenguaje, etc. ). Puede que la premura por salir a escena llevo a tan infortunados resultados, pero estoy seguro que con un profundo analisis de las criticas y un positivo sentido de seguir adelante Nuevoteatro66 y su director Miguel Ponce superaran los tropiezos y haran sentirnos orgullosos de que el panorama teatral de Miami cada dia sigue creciendo.