Foto: Julio de la Nuez.
Foto: Julio de la Nuez.

Por Erom Jimmy.

Siempre es difícil escribir sobre las opiniones que surgen cuando se intenta explicar el hecho teatral. Ahora en Miami, Artefactus estrena El príncipe y el mar, escrita y dirigida por Eddy Díaz Souza. Asistí a su función y quiero hablar sobre lo que vimos todos en su sala que se hace llamar Teatro del fin del mundo.

Hablar de teatro es también reflexionar sobre lo recibido. En primer lugar el texto de Eddy, sorprendente, imaginativo, actual, posible y acertado… nos habla con un vuelo poético logrado de la voluntad sobre los sueños para convertirlos en realidad. Es una hermosa fábula sobre las relaciones entre padres e hijos, y el derecho de los niños y de los soñadores en general a imaginar y el derecho a recorrer nuestros caminos de forma individual. Sorprendente por el lenguaje directo y sin necesidad de intelectualismos alcanza belleza y transporta al espectador a ese mundo de sueños donde habita el teatro. Actual por la estética y la forma en que ha decidido su estructura, acertada y efectiva. El espacio de una belleza y compleja sencillez. La dirección también de Díaz Souza está en concordancia con la calidad y la efectividad del texto.

La imaginería del trabajo de la escenografía de Carlos Arteaga y Carmen Cairos es acertada y roza la excelencia. Un derroche de delicadeza y evidente razón que no hay que llenar el espacio, más bien usar los elementos en función de la dramaturgia y lo que acontece. Eddy acierta con el elenco de actores. Unidos y en comunión por su punto de vista. La mezcla generacional que va desde una maravillosa Daisy Fontao hasta una sorprendente Roxana Montenegro. Francisco Porras, Leandro Peraza y Oneysis Valido terminan el elenco, dándole todos en conjunto un resultado brillante, incluso en momentos bellamente emotivos.

El príncipe... es más que una obra. Un resultado alentador para la escena actual de Miami. Trabajo equilibrado, imaginativo, bien hecho. Hablar más con apelativos de celebración quizá suene paternalista o tendencioso. Por ello invito y digo: «pasen y vean». La obra y el trabajo de este equipo denotan profesionalidad y excelencia.

«Mariano es un niño que sueña con el mar…» Así empieza las notas al programa. Entonces, esta obra logra que todos conectemos con esa necesidad de soñar. El príncipe y el mar, escrita y dirigida por Eddy Díaz Souza es un teatro que hace falta.